Con la llegada de las vacaciones, la mayoría de los niños tienen más tiempo libre. Los juegos y la televisión llegan a convertirse en sus compañeros habituales y para los padres, mantener los hábitos de lectura se convierte en todo un desafío.
Los especialistas recomiendan no obligar a los niños a leer. Pero sí invitarlos a que la lectura sea una actividad entretenida. En este sentido, los padres siguen siendo el mejor modelo a imitar.
Sentarse a leer mientras sus hijos los ven, puede ser una buena herramienta. Leer con ellos, mejor aún. Visitar una librería para comprarles un libro es una aventura emocionante para los niños, sobre todo si se les deja escoger.
Lo más importante es que esos textos deben tener algo que ver con ellos, con su vida y con su edad. En los primeros años, se recomiendan libros de textos cortos y letras grandes, con ilustraciones, para luego pasar a escritos más elaborados, a medida que aumenta la imaginación y la edad.
Al practicar la lectura el niño mejora su vocabulario y la forma de expresar sus ideas. Contar cuentos, beneficia la relación entre padres e hijos, pues estrecha los lazos afectivos y la comunicación.
Sin embargo, la compra de libros es un lujo que la familia no se puede dar frecuentemente, por eso la Biblioteca Pública es la mejor opción para obtener libros en vacaciones.
Además de conocer un sitio dedicado especialmente a la lectura, el niño puede obtener una credencial de lector, que le permita llevar libros a casa. Para eso, sólo tiene que llenar una solicitud, entregar 2 fotos tamaño infantil y la firma de un fiador, que puede ser uno de sus padres.
Las Bibliotecas Públicas tienen actividades especiales para el período vacacional, talleres de fomento a la lectura, de pintura o teatro, círculos de lectura, festivales, conferencias. Sólo hay que tomar en cuenta que los empleados toman sus vacaciones del 17 al 31 de julio, pero el servicio se reestablece en agosto.
Los especialistas recomiendan no obligar a los niños a leer. Pero sí invitarlos a que la lectura sea una actividad entretenida. En este sentido, los padres siguen siendo el mejor modelo a imitar.
Sentarse a leer mientras sus hijos los ven, puede ser una buena herramienta. Leer con ellos, mejor aún. Visitar una librería para comprarles un libro es una aventura emocionante para los niños, sobre todo si se les deja escoger.
Lo más importante es que esos textos deben tener algo que ver con ellos, con su vida y con su edad. En los primeros años, se recomiendan libros de textos cortos y letras grandes, con ilustraciones, para luego pasar a escritos más elaborados, a medida que aumenta la imaginación y la edad.
Al practicar la lectura el niño mejora su vocabulario y la forma de expresar sus ideas. Contar cuentos, beneficia la relación entre padres e hijos, pues estrecha los lazos afectivos y la comunicación.
Sin embargo, la compra de libros es un lujo que la familia no se puede dar frecuentemente, por eso la Biblioteca Pública es la mejor opción para obtener libros en vacaciones.
Además de conocer un sitio dedicado especialmente a la lectura, el niño puede obtener una credencial de lector, que le permita llevar libros a casa. Para eso, sólo tiene que llenar una solicitud, entregar 2 fotos tamaño infantil y la firma de un fiador, que puede ser uno de sus padres.
Las Bibliotecas Públicas tienen actividades especiales para el período vacacional, talleres de fomento a la lectura, de pintura o teatro, círculos de lectura, festivales, conferencias. Sólo hay que tomar en cuenta que los empleados toman sus vacaciones del 17 al 31 de julio, pero el servicio se reestablece en agosto.
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