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Pretextos para leer ... sobran

Más que como escritora, Mónica Lavín comparte este libro como amante de la lectura, defendiendo el derecho a leer por gusto o rebeldía.

Y recordando la frase de Octavio Paz : Leemos porque nos sobra o nos falta algo, ella declara:
Y también escribimos por lo mismo.

Leo, luego escribo es un pretexto para platicar sobre lectura y literatura. También
para conocer las muchas posibilidades del cuento. Aquí incluimos algunas ideas sobre el minicuento. Para saber más sobre esta escritora has click sobre Mónica Lavin

EL MINICUENTO

El minicuento o ficción súbita es una pequeña joya literaria donde genialidad y densidad están contenidas en la justa elec­ción y acomodo de las palabras. Ya Tito Monterroso dio cuen­ta de su agudeza y fino sentido del humor en el multicitado "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Cada palabra tiene un peso exacto, algo así como un juego de balan­zas donde la acción precedente queda reducida al mínimo.

El planteamiento del minicuento es tácito, por decirlo de algún modo está implícito en la oración nudo-desenlace. Parafraseando a Julio Cortázar en su ex­plicación sobre el arte de escribir cuentos, donde la analogía película-novela, fotografía-cuento permite atrapar ciertas esen­cias del género, el minicuento requeriría del vocablo anglo­sajón snapshot que se usa para las fotos instantáneas.

Snapshot o instantánea porque -regresando al gran Cortázar- si el cuento después de algunos golpes gana por knockout, el minicuento tiene la oportunidad de un solo golpe fulminante. No hay atmósfe­ra que recrear, no hay tiempo de detallar a un personaje.

(Al siguiente texto el escritor como recurso literario le da un título que sugiere que es parte de un cuento más grande, pero en realidad es un minicuento, un Snapshot bien logrado.)

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FINAL PARA UN CUENTO FANTÁSTICO de I. A . Ireland
-¡Qué extraño! -dijo la muchacha, avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada! La tocó y al hablar, se cerró de pronto, con un golpe.

-¡Dios mío!- dijo el hombre- Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Nos han dejado encerrados a los dos!

-A los dos, no. A uno solo- dijo la muchacha. Pasó a través de la puerta y desapareció.

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