4 formas de jugar con el texto

Tan necesarias como las cuatro operaciones básicas para dominar la matemática, hay cuatro operaciones que el alumno requiere para lograr una escritura efectiva. Podría decirse que entre ellas se corresponden.

Engordar el texto ( + )
Así como el escritor de oficio tiene que enfrentar la página en blanco con las primeras ideas que le vienen a la cabeza, niños o jóvenes empiezan a engordar un texto a partir de una frase o una idea que se les da. Entonces sumar se convierte en un juego de imaginación.

Como actividad grupal es divertida pues todos aportan, incluyendo ideas absurdas si se trata de un texto literario. En el caso de los textos informativos, incitarlos a la investigación les puede ayudar en la labor “engordativa”.

Adelgazar el texto ( - )
Esta es la operación de síntesis, un juego en el que habrá que restar palabras hasta dejar sólo lo necesario. Es una práctica que los llevará a encontrar las ideas principales, la idea central y hasta el título del texto.

También lograrán escritos más lógicos y ordenados. Para comprobar si un texto es suficientemente delgado se puede recurrir a las preguntas: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde?, siempre útiles en toda redacción.

Sustituir en el texto ( x )
Es como practicar la propiedad asociativa de la multiplicación: obtenemos un mismo producto sustituyendo los factores. Sólo que en el texto son palabras las que se sustituyen con el uso de sinónimos y por lo tanto, del diccionario.

Los alumnos notarán que algunas palabras desaparecen pero descubrirán que hay muchas igualmente adecuadas. Con este juego, además, se “multiplica” su vocabulario.

Modificar el texto ( / )
Cuando los escritores vacían sus ideas en una obra les dan un formato específico y aplican la división. Un poema se divide en versos (o estrofas), el cuento en inicio, desarrollo y desenlace, la obra de teatro en actos.

Entender los formatos puede ser una experiencia lúdica si los alumnos de manera individual o por equipos modifican textos sin cambiarles el sentido original. Las posibilidades son sorprendentes: desde la carta que se transforma en aviso publicitario hasta la receta de cocina que se convierte en poema.

Cabe recordar que lectura y escritura siempre van de la mano.